Joanna corre y juega en la calle sin abandonar su sonrisa
Saber que vuelven a tenerla cerca. Eso es lo más importante para los padres de Joanna y es lo que les hace felices. La pequeña no se separa de su madre. Revolotea constantemente a su alrededor y no para de darle abrazos. Será porque desde que le diagnosticaron una leucemia aguda no se ha separado ni un minuto de ella. «Aquel momento cambió nuestra vida por completo», dice su madre, María Ángeles Lozano.
Joanna, que tiene cinco años, vuelve a la normalidad tras el trasplante de médula ósea que le fue practicado en octubre del año pasado. Sus padres la describen como una niña fuerte y valiente, algo que siempre les ha sabido transmitir a ellos. «Es una niña que nunca se ha derrumbado y eso nos ha dado más fuerza a nosotros. Cuando le hicieron el trasplante le preguntamos al médico si había funcionado
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